La inocencia perdida.

Me da mucha nostalgia y alegría a la vez mostraros esta imágen, a pesar que está muy oscura. Hice hace poco tiempo este cuadro, en tela de Aida e hilos dmc, no recuerdo bien de donde saqué el gráfico, pero sí lo que sentí al ver la fotografía que venía con él. Me dió un vuelco el corazón al comprobar la similitud con la plaza de la iglesia del pueblo de mis padres, El Pedroso. En esa farola he vivido los días más tiernos de mi infancia, multitud de recuerdos se avalanchan en mi mente y la mayoría de momentos felices, el tiempo parecía detenido y los veranos eran eternos llenos de juegos, risas y alegría. Con mis ojos de niña inocente observaba una vida perfecta, pura, hermosa, viva, límpia, todo lo contemplaba gigantesco, el pueblo, las casas, la iglesia, sus gentes, la farola.....todo era único y perfecto. Lamentablemente mi inocencia duró muy poco tiempo y no tardé mucho en descubrir las maldades de este mundo, paradójicamente coincidió con el momento del mayor y peor disgusto que he tenido en mi vida, la muerte de mi querida abuela materna. Hoy en mi corazón de mujer, a veces me pregunto donde estará aquella niña de mirada y corazón puro, que vivía alegre y confiada en que el mal estaba muy lejos de su mundo, en que jamás se marcharían de su lado los seres que más quería, y en ver en todas las personas que conocía un corazón bondadoso y puro. Ojalá todos pudieramos volver a mirar la vida con los ojos de aquel niño inocente que fuimos y que nada y nadie en este mundo nos defraudara, haciéndonos perder lo más puro, la inocencia.